estaba fresco el verano

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sábado, 22 de marzo de 2008

Reportaje a Néstor García Canclini-2006

El filósofo y antropólogo Néstor García Canclini ha publicado innumerables ensayos sobre los problemas que enfrentan las sociedades contemporáneas. Con precisión y lucidez interactúa con gran fluidez en las fragmentaciones que nos propone la globalización. García Canclini pertenece a esa generación de intelectuales singulares que produjo la cultura Argentina y que la última dictadura militar se encargó de desperdigar por el mundo. El filósofo radicado en México desde 1976 ha roto paradigmas del pensamiento posmoderno, la complejidad de sus análisis se inician siempre en el sentido común que imperan en las relaciones sociales y culturales.


-A 15 años de su creación, recién en la Cumbre de Presidentes de Córdoba, el Mercosur incluyó en agenda cuestiones sociales. Pero pudimos ver que a Córdoba no concurrió ningún ministro o secretario o funcionario de alto rango en cultura de los Estados participantes, cuando lo que se trata de concretar es una mejor integración.

- Néstor García Canclini: Me preocupa esto que me dice. Porque si bien en general en los acuerdos de libre comercio, la cultura está ausente y lo social también, en la Unión Europea se le trató de dar un lugar y de hecho hay programas que tratan de desarrollar programas de coproducción cultural entre los paises. Yo pensaba que Mercosur, aunque en una escala mucho menor, era otro de los pocos casos en que los acuerdos de libre comercio iban asociados a una preocupación por generar una cierta ciudadanía regional considerando algunos problemas sociales y culturales. De hecho sabía que desde hace varios años hay reuniones de rectores de universidades del Mercosur, de cineastas.
De todos modos, creo que es importante que no todo dependa de una agenda oficial. Ahora debiera haber una preocupación de los estados por darle un lugar importante a lo social y a la cultura en la integración, pero también me parece muy significativo que sean iniciativas de la sociedad. Porque uno de los problemas que hubo en la Unión Europea, es que se desarrollaron excelentes programas intergubernamentales de apoyo a la cultura y a la coproducción social y cultural, pero la mayor parte de la población se sintió ajena a estas negociaciones. Las vio como cabildeos de empresarios y grandes políticos. Y esto ha tenido consecuencias muy negativas como por ejemplo el rechazo a la constitución Europea por parte de países que detuvieron con su voto el proceso de integración. Pero efectivamente, la preocupación que plantea es muy legítima con respecto al Mercosur. Debemos tener en cuenta que las catástrofes políticas y económicas que han sufrido varios países del Mercosur en los últimos años, son el resultado de políticas neoliberales que se centraron en lo económico y financiero, estuvieron muy pendientes de las exportaciones e importaciones, de los beneficios de los grandes capitales. No tomaron en cuenta los efectos que ello tenía sobre las poblaciones, sobre el trabajo y se desconoció también las necesidades socio culturales de las poblaciones. Esto afectó el desarrollo cultural de países como la Argentina, Brasil que han tenido una potencialidad enorme en el campo editorial, cinematográfico, audiovisual, que se vieron afectados por la desindustrialización, las migraciones, los procesos muy negativos generados por las políticas neoliberales.

- Durante la Cumbre de Presidentes en Córdoba, la ciudad tuvo un rol muy activo para vincular a las organizaciones civiles, ¿que importancia le da a la participación de los gobiernos locales en los procesos de integración?

- GC: Son sumamente importantes. Ya tenemos en varios lugares del mundo experiencias en este sentido. Podría citar varios casos, hay programas interciudades en Europa que han contribuido mucho a la integración. A veces, por ejemplo, Toulouse y Barcelona tienen más intereses comunes que Barcelona y Sevilla, por ejemplo. Hay integraciones económicas que se vienen realizando desde hace años y también hay procesos de interacción entre poblaciones. En el caso del Mercosur hay algunas experiencias interesantes. Los encuentros entre Porto Alegre y Buenos Aires. Y sin dudas hay que desarrollar estas interacciones que son más fecundas o más manejables de las que se hacen de país a país. Hay un libro muy interesante de un antropólogo argentino, Alejandro Grimson sobre Ciudad del Este, esta zona de integración entre Argentina, Brasil y Paraguay. EL muestra que en esa zona había procesos de interacción, integración y comunicación económica y cultural desde hace muchísimos años, muy anterior al Mercosur y han ido sucediendo por fuera de las negociaciones que se han mantenido con Brasil. Creo que hay que considerar a cada región por su especificidad. Las fronteras son especialmente significativas en estas interacciones, porque aún cuando haya diferencias de idioma, como entre Brasil y Argentina, hay acercamientos y hay formas de “brasilerización” de la argentina y “argentinización” de Brasil que ocurre desde hace mucho tiempo.

-Usted indica que las sociedades viven en permanentes escenarios de insatisfacciones, que las políticas culturales deben ser vinculantes, moderadoras de las interacciones y no territorio de confrontaciones. ¿De qué manera es posible esto con Estados tan debilitados?

- GC: Ha habido un debilitamiento del Estado como consecuencia sobre todo de las políticas neoliberales. También de la incapacidad de las elites gubernamentales. Como lo evidencian las dificultades de casi todos los países para enfrentar los nuevos desafíos, la industrialización de la cultura, los cambios en las comunicaciones que se han dejado casi enteramente en manos de las empresas privadas. Si bien las inversiones que se realizaron en estos campos vuelven comprensibles que las empresas privadas tengan un papel importante incluso las transnacionales, el Estado no puede abdicar su responsabilidad como representante del interés público, como regulador de las relaciones sociales y culturales de la vida pública. Hay una larga deficiencia en ese sentido. En Argentina, yo diría que desde la dictadura militar y en el gobierno de (Carlos) Menem sobre todo, se destruyó, se desmanteló la acción que históricamente había tenido el estado respecto de la vida social y cultural. Hay que reestablecer esto. Si bien yo no estoy en favor del Estado propietario, que tenga canales de televisión, que sea el gran proveedor, sino del Estado regulador que articule los distintos actores sociales, no solo empresariales que quieren participar en el desarrollo de una sociedad. Luego aparecen los factores interculturales que son realmente muy complejos, con esto me refiero a grupos étnicos distintos, cuál es la relación del Estado con las poblaciones indígenas que en la Argentina han sido subestimadas pero no son tan insignificantes como se ha creído y tienen su importancia en algunas regiones como en el norte y la Patagonia; están las relaciones interculturales entre regiones que son complejas. Hay varias capitales culturales en el país fuera de Buenos Aires y hay una responsabilidad del poder público por desarrollar más equitativamente al país. Y luego las relaciones con el Mercosur, con Europa, EEUU que requieren una participación más decidida de los sectores públicos.

- Usted pone algún reparo a cierto modo de defender las identidades. Dice que los planteos identitarios extremos no ayudan a las interrelaciones y que más bien pueden excluirnos del mundo interactivo y muy complejo.

- GC: Vivimos en un mundo de guerras. Afortunadamente en América Latina pasamos por una etapa más pacífica, pero no podemos desentendernos de los conflictos, hay árabes y judíos en nuestro territorio, hay indígenas desplazados postergados, hay deudas históricas con los grupos marginados y excluidos, en ese sentido la interculturalidad es el gran tema y lo va a ser por mucho tiempo. El riesgo central de los estudios culturales en las afirmaciones de identidades es justamente quedarse en la confrontación y desconocer las muchas maneras en que estamos interactuando en la vida económica y social. No se trata de desconocer la importancia de las identidades y a veces la afirmación de las identidades regionales tiene un papel positivo para la protección del patrimonio, para la defensa de intereses locales y regionales, pero también tenemos que reubicar esas reivindicaciones en el conjunto de una sociedad.

-¿Cuales son las estrategias que debería tener en cuenta el Estado para acotar o regular al mercado en la generación de sentidos?

- GC: Estoy escribiendo un artículo sobre esto donde sostengo que la relación entre el Estado y el mercado es una cuestión de a tres donde el tercer actor es la sociedad. Evidentemente hemos salido de la época donde se pensaba que al mercado había que satanisarlo, o que simplemente que había que fortalecer al Estado, o al revés los que pensaban que cuando menos Estado hubiera, la sociedad iba a ser más feliz. Llevamos ya dos décadas de predominio de las relaciones mercadistas en el direccionamiento de los estados y no se ven beneficios para la sociedad. El mercado es un modo entre otros, de las interacciones sociales, un modo de organizar las relaciones empresariales, comerciales y financieras. Pero debe ser equilibrada por otras acciones, hay muchas interacciones en la sociedad que no pasan ni deben pasar por el mercado, derechos humanos, valoración estética, la calidad de vida, la ecología son aspectos que necesitan ser considerados con otra especificidad que el mercado no reconoce. De organización de los actores sociales, no solo del Estado, para obligar también a los grandes actores a reconocer ciertos valores no reducibles al mercado.

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