estaba fresco el verano

estaba fresco el verano

viernes, 9 de mayo de 2008

Hacer un poesío o una poema

En la poesía es más cómodo caminar descalzo
Mirar
Hacia un lado
Hacia otro
Saludar a los vecinos
Olvidarse
En cualquier cosa
En un bolsillo
En un escote
En un grito que viene desde el baldío
No es tan complicado
Hay que dejar que fluya
Y si es posible
Por el costado más insignificante de la vida
Leer a los buenos poetas
Y estornudar de alegría
Divertirse
Porque no?
Escribir un poema con palabros
Hacer un poesío
Y no un poema
O una poema
Para no aburrir a las amas de casa
Y no aburrir más
A los poetas aburridos
Hay que comer bien
Y beber mucho
Y embriagarse
Y hablar de cualquier cosa
Es esencial mantener vivo
El sin sentido
La masturbación
La lealtad peronista
El pesimismo
La desconfianza en los seres queridos
Y la confianza
Hacia lo desconocido.

Cirulaxia, un jarabe que hace reir (2007)

Cirulaxia Contra Ataca es un colectivo teatral admirable. Una historia de trabajo de seis actores por sobrevivir, con matices conmovedores. Surgidos en pleno crisis del 89, luego de 18 años de entrega y creación, son hoy reconocidos en todo el país por sus particulares y desopilantes recreaciones de textos clásicos. José Luis de la Fuente , Elena Cerrada, Carlos Possentini, Adriana Garcia, Ví­ctor Acosta y Gastón Mori son en su mayoría egresados del Seminario de Teatro, dependiente de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Córdoba, han logrado profesionalizarse y vivir del teatro, algo que en esta aldea, y en casi todo el país, casi siempre resulta una utopía.
Habían participado en montajes teatrales, espectáculos de tí­teres y como narradores orales en distintos elencos hasta 1989, año en que deciden fundar el grupo, constituyéndose en equipo de trabajo permanente, dedicado exclusivamente a las tareas de producción, investigación y creación teatral.

Ladran, señal que cabalgamos: A partir del estreno de “Ladran Sancho”, obra inspirada en “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha ” de Miguel de Cervantes Saavedra, en1990, Cirulaxia sorprende tomando una serie de capítulos esenciales de la novela original. En un escenario desnudo, con una pantalla blanca discurren en lugares y tiempo, con diálogos breves, prescindiendo del discurso épico y poético original, se superponen imágenes, situaciones sonoras en vivo, música de la época. Los personajes exploran perfiles caricaturescos de los arquetipos, los actores fusionan lenguajes teatrales, titiritescos y de teatro de sombras.
Todos estos recursos privilegian la relación entre los protagonistas: Don Quijote y Sancho Panza. Y por allí vagan los dos, dignificando el sentido de la vida, la libertad y también la risa.
Así Cirulaxia inicia ese camino, primero porque no es un accidente lo que une a las personas en el arte. Se reúnen, tal vez porque algunas de ellas están ansiosas por compartir sus experiencias con los demás.

Cirulaxia, un laxante que hace reir: El público se sorprende por estos tipos atrevidos, todos se sorprenden, menos ellos que interpretan en esa primera obra, su gran aventura. Inspirados “levemente” en las ideas de Peter Brook, dice Elena Serrada, “el nacimiento de esta aventura es quijotesca, no encajábamos en ningún lugar. En esa crisis que vivía el país, el panorama era desolador. Nos vimos obligados a estudiar seriamente la escena, había casi solo teatro para niños o ese otro teatro hermético, que auyentaba a los espectadores de las salas, ahí nos vimos forzados por las circunstancias a buscar nuestra propia impronta. No nos bancábamos tener un director, eran los primeros años pos regreso a la democracia con el regreso de los exiliados, muchos de ellos peleados con los que se habían quedado aquí. Cada cual tenía su quinta, y a nosotros no nos interesaba entrar para ser actores de esas disputas ideológicas y estéticas. Nos dimos cuenta que nosotros éramos un proyecto distinto. Ensayábamos en las aulas de la vieja escuela, donde ahora es el Patio Olmos, llevábamos las bombitas de luz porque no había. Ese marco fue el inicio de un camino de resistencia ante una crisis que arrasaba con todo, y ante nuestros propios pares”. Carlos Possentini, casi el único que no viene desde la formación teatral, sino de un intento frustrado por una carrera de comunicación, y que sostiene, “yo me llevo el escenario por delante, para mí el teatro fue un accidente” afirma que “esa adversidad iniciática nos marcó y nunca perdimos esa pulsión por buscarle la vuelta a la historia como en aquel entonces. En ese período mientras nosotros nos conformábamos como grupo, la mayoría de los grupos del teatro independiente estallaban, no podían sobre vivir a la crisis. La actividad teatral iba a menos, la gente no iba a las salas, no había espectadores, y quizá ahí se nos abrió esa brecha, la de ir a buscarlos. Nuestra supervivencia y continuidad tiene que ver con el nacimiento del grupo, es una cuestión fundacional. Surgimos en un momento tan crítico, que la utopía de querer vivir del teatro no existía ni en las mentes más afiebradas. El pan aumentaba cada diez minutos y nosotros tratando de vender teatro”.
El nombre del grupo surge gracias a la marca de un laxante de ciruela y a un juego con nombres de películas, entre la Guerra de las Galaxias y el Imperio Contra Ataca y por necesidad de identificar al grupo para presentarlo en un concurso. “Ahí nos dimos cuenta que cuando uno habla de contra atacar es porque ya te han atacado y nosotros ya veníamos golpeados, fue nada más que una reacción”, acota Possentini.

Una troupe de trotamundos: En general, los grupos de teatro, como es natural, primero piensa en una casa, en una sala, no es el caso de Cirulaxia. El grupo se impuso la premisa de ir a buscar a los espectadores allí donde fuere, y antes de tener una sala donde actuar se preocuparon en conseguir una combi para trasladarse. En 18 años recorrieron casi todo el país. Fueron invitados a festivales en Salta, Tucumán, Capital Federal, Rosario, Mar del Plata, Santa Fe, y en cientos de lugares más. La repercusión de sus trabajos llevó a Cirulaxia fuera del país, varias veces a festivales internacionales en Colombia (Manizales, Ibague y Popayán, Pasto), a Santiago de Chile, a la República del Salvador, a Guatemala Representando a Argentina en Festival Centroamericano e Internacional de Teatro “Creatividad sin Fronteras”, invitado Especial a la I Reseña Internacional de Teatro de la ciudad de Guatemala, invitado Especial para realizar un Ciclo de Funciones en San José de Costa Rica, Invitado Especial para realizar un Ciclo de Funciones y Ponencias para la Cátedra de Literatura Española de la Universidad de Buffalo. Auspiciado por The International Artistic and Cultural Exchange Program of the Departament of Theatre and Dance State University of New York at Buffalo . EE.UU . Invitados a la “1ra Muestra de Teatro del Mercosur”. En San Pablo.Brasil.
“A la combi Volswagen la compramos con un premio que ganamos con la obra “Jettatore”, recuerda Serrada. Jettatore fue una versión libre de la obra homónima de Gregorio de Laferrere, que el grupo lleva a un final feliz con el único objetivo de divertir. Una pintura descarnada de los defectos, de las ridiculeces, de los vicios sociales, con elementos de la comicidad en la acción de los protagonistas. Una estampa de la época de Laferrere, de la Argentina de principios de siglo que Cirulaxia desplegó dentro de una gran caja para quebrar la estructura realista del autor, de esta obra considerada el primer vodevil dentro de la historia del teatro argentino. “Con Campeando al Cid, ya nos habíamos hecho conocer por mucha gente de todo el país gracias a un festival que se había realizado en Córdoba, entonces llega Jettatore y otra crisis, la caída de Angeloz. Todo lo que habíamos planeado se nos derrumbó, entonces le cambiamos el motor fundido a la combi y salimos a girar”, recuerda Serrada.

Trabajo de abejas: Cirulaxia atacó a López de Vega, la idea era trabajar “Fuenteovejuna” pero de ovejas mutaron a abejas producto de las asociaciones bajo una sospecha genuina de la envidia humana, cuánto de verdad hay en ese mundo ideal de los himenópteros según nos contaron ciertos hombres. Atacaron a apicultores y biólogos para llegar a un fenómeno novedoso y particular que denominaron la “enjambrazón”, algo así como una rebelión popular donde se produce la muerte de los zánganos luego del vuelo nupcial. En definitiva “Fuenteovejuna” quedó convertida en tres insectos, tres protagonistas que libaron en el velorio de un tirano. Eso fue Purolope.
Lope de Vega hubiera dicho, “trabajan como burros” pero la verdad es que Cirulaxia en pleno labora como las abejas. “Somos un grupo de autogestión, pero muy distintos a otros que funcionan en torno a una figura, o un guía por decirlo de alguna manera. Nosotros somos seis pelagatos que hacemos todos y todos tenemos las mismas responsabilidades. Hemos conseguido vivir del teatro, algo que es bastante difícil, no solo en Córdoba sino también en Buenos Aires”, explica Serrada.

Cirulaxia despierta a Ubu: Pero si de reír se trata, Cirulaxia no podía pasar de largo por el desopilante mundo de Alfred Jarry, atacan a Ubu para despertarlo, para que recuerde su época de esplendor de su reinado en Polonia por una razón más que valedera, el dinero se está acabando. Lo atacan para incitarlo a usurpar un nuevo reino, pero cuando logran despertar al padre Ubu ya no está solo, lo acompaña su conciencia, conciencia con la que pelearán en toda la obra. Para desgracia del mundo Cirulaxia y de sus ambiciones, ante este cuadro tienen como testigo a un niño, nada menos que a un niño. En la elección de las obras, para Cirulaxia el humor es imprescindible, “para nosotros es una forma de vida, y tiene que ver con nuestra idiosincrasia, tenemos mucho humor y no andamos contando chistes todo el día. El humor es vital, asi buscamos otra manera de contar los clásicos y los elegimos de manera errática”, explica Serrada.

Actores que buscan espectadores: Cirulaxia no tenía público y salió a buscarlo. Elena Serrada cuenta que antes de las salas comenzaron a actuar en los colegios y luego intentaron que los chicos hicieran el esfuerzo e salir del colegio para ver teatro. “Primero empezamos en los colegios gracias a esos profesores y directivos que tuvieron una visión amplia e integradora de la educación, gracias a ellos que pudimos hacerlo. Luego de los colegios, nos desplazamos hacia los centros vecinales para que los chicos fueran al menos caminando hasta ese lugar para ver teatro. Después comenzamos a llevarlos a las salas. En definitiva, instalamos entre muchos chicos la idea de que había que salir para ver teatro. Y eso dio sus frutos, hicimos un paciente trabajo para formar espectadores, ahora nos encontramos por ahí con chicos que ya están en la universidad que nos dicen que la primera vez que vieron teatro fue “cuando ustedes llevaron una obra al colegio. Además, esto también sucede, son los chicos que terminan llevando a sus padres al teatro”.
Pero en el mundo Cirulaxia las cosas no suceden de casualidad, según Possentini, “dentro de la estructura del grupo, tenemos un proyecto destinado a los jóvenes, a la educación y eso hace que mucho público nos vea, el año pasado nos vieron unas 10 mil personas, parece una broma, o un autobombo de esos grupos de verano de Carlos Paz, pero no lo es, es cierto. Trabajamos a conciencia para la formación de un nuevo espectador”.
“Pero el proyecto para público joven no nos empuja a tener una obra para jóvenes y otra para adultos, es una única obra que articulamos, y vemos de que manera puede funcionar para públicos tan distintos”, aclara Gastón Mori.
“También hubo de nuestra parte un esfuerzo para acabar con bastardeo, con esa idea de que los artistas viven del aire. Nos profesionalizamos porque le hicimos comprender al espectador que debe pagar una entrada para jerarquizar el espectáculo, la calidad, para que a su vez el espectador no salga defraudado”, explica con cierto orgullo, Possentini.


Eh, Cirulaxia!: Gastón Mori, menos hablador, sanjuanino de origen, actor publicitario de éxito, relata que no son pocas las veces que lo sorprenden por ahí llamándolo por el personaje de alguna obra que protagonizó, o mejor aún, de un modo más categórico y bien cordobés, “¡Eh Cirulaxia! Nos reconocen de esa manera, eso es lo que hemos logrado en estos años de trabajo. Además, vemos que los chicos valoran este trabajo como cualquier otra actividad, nos enorgullece que los adolescentes vean el teatro como una profesión valorada”.
Mori se encarga de explicar que después de cada función para los colegios donde no concurren menos de 120 chicos, “siempre abrimos un debate y son todos muy interesantes, ahí creo que realmente nos damos cuenta que pasa con nuestras obras. Como hacemos teatro con mucho humor, los chicos ven a esto como una opción para divertirse mas allá de ir a bailar”.

Circo Criollo: En el trabajo que aún Cirulaxia le ofrece a su público, “Modestamente, con bombos y platillos!”, el grupo alcanza su total madurez para profundizar en detalles de la representación. Es un espectáculo soberbio, cuatro actores andariegos caídos en tierra desde un tren que cruza los paisajes desiertos, rodados de un sueño de atracciones magníficas, dejados en la vida como arriba de un trapecio de circo, decididos a no aceptar la burla del destino, se lanzan, sin red, al vértigo de un nuevo espectáculo: una particular versión de Juan Moreira, esperando que en el cielo se dibuje ¡por fin! la buena estrella, se ejercitan para fortalecerse y dar batalla a las circunstancias, que parecen empecinadas en no permitirles el éxito, que de verdad merecen. Cuatro actores tras la pregunta desesperada que devele el misterio del éxito. Con esta obra, Cirulaxia recupera la más antigua tradición teatral rioplatense, el circo criollo que comienza a gestarse en el país hacia 1880, y que es el origen del teatro argentino.
El espectáculo originariamente estaba compuesto de números circenses (acrobacia, equilibrio, trapecio, payasos) y luego de un intervalo, en la segunda parte, se representaban obras de teatro.
Estos artistas transhumantes fueron mensajeros esforzados de la actividad artística en los ámbitos más lejanos de la patria, entre ellos se destacaron "Los hermanos Podestá" que representaron por primera vez "Juan Moreira" (drama gauchesco inspirado en la novela de Eduardo Gutiérrez) Esta obra que ganó el favor del público y con el tiempo se convirtió en un clásico, es reconocida como la primera obra de teatro nacional.
Así, Cirulaxia arroja a sus desgraciados actores desde un tren, tres artistas de circo itinerante con sus bártulos a cuestas (Polito, Gregorio, Edgardo) y envuelto en un colchón entra el cuarto personaje (Beto) que comienza a quejarse de la vida que llevan y de no haberle hecho caso a su padre con respecto a la profesión elegida. Los demás tratan de darle ánimo y fortalecerlo pero no logran que cambie de parecer.
Desde que han decidido hacer "Juan Moreira" (historia de un gaucho perseguido injustamente) parece que el destino los empuja al fracaso, y se preguntan porque la Compañía de Los Podestá tuvo tanto éxito con la misma obra. Uno de ellos va desempacando y aparecen cuatro bombos. Los demás se sorprenden, hasta que se enteran que fueron comprados con el dinero de los pasajes. Están a 300 kilómetros de distancia del pueblo más cercano. Polito intenta explicar que con los bombos tal vez puedan enriquecer el espectáculo y tener mejor suerte. Ofendidos y no dispuestos a hacer ningún cambio deciden practicar sus rutinas de circo con las que llevan 17 años de andar por los caminos.
Beto: "El monarca de los Músculos", Gregorio: "El Ángel de las alturas"
Edgardo: "La sin rival Flama Humana". “Con bombos y platillos, tiene que ver con lo autobiográfico porque somos la otra cara de los Podestá. A ellos todo les salía bien, tocaban algo y lo convertían en oro. También tiene que ver con la historia de vivir en Córdoba, aquí es muy difícil hacer una historia, todos los días tenés que cantar como Gardel”, explica Serrada que en esta obra, ofició como directora de la puesta y de los actores.

Lomenaje, lo que viene: Hablar mal es una costumbre que un cordobés no resigna, hay detrás de esa modalidad cierta rebeldía y ciertas pretensiones aristocráticas, aspiraciones de grandeza por una historia heredada, esas cosas hicieron pensar a los integrantes de Cirulaxia en realizar un gran homenaje a uno de los poetas más importantes del siglo veinte, a Federico García Lorca. “Ya estamos haciendo algunas funciones pero todavía no la hemos estrenado para el público en general. Lomenaje es una comisión de una institución barrial que pretende hacerle una homenaje a García Lorca, en el día de la madre, porque según ellos, es un poeta que habló de las madres. Esa es la excusa para rescatar, no tanto la obra poética, como dramaturgo, si no la personalidad de Lorca, creadora, arrebatadora. Todo lo que hizo lo hizo bien, la poesía, el dibujo, las canciones. Siempre nos preguntamos que hubiese pasado con él, que estaba en un proceso maravilloso, si no lo mataban como lo hicieron a los 36 años. El se estaba haciendo grandes preguntas sobre el arte, el arte popular. Por eso usamos algo que dijo- un pueblo que no fomenta, que no alimenta el teatro, sino está muerto, está moribundo-. Trabajamos sus discursos, su pensamiento, su postura clarísima. Todo el mundo recuerda su risa, nosotros hacemos la obra pensando que nos reímos con él, que él se ríe con nosotros, porque en realidad, salvo en las obras de títeres, Lorca no manejaba el humor, era más bien dramático. Por eso desde el respeto pensamos en su sentido del humor para vivir y para ver la tragedia, que es lo menos conocido”, monologa Elena Serrada casi sin respirar. “Si el porvenir que nos espera es la realidad virtual y la soledad del hombre frente a una pantalla, queremos reivindicar el buen humor y la alegría porque son plurales, ya que su lugar de manifestación es el entramado social, la fiesta, el grupo, la familia…Añoramos la niñez, época en que mucho giraba en torno a los clubes y las asociaciones barriales, donde se realizaban cantidad de actividades y el fin de semana se engalanaban con ruidosas y alegres fiestas familiares de los que la mayoría de los vecinos participábamos…podía ser durante la cena del Día de la Madre o el Festival de la Amistad , o la quermese que se organizaba para recaudar fondos para la escuela, o en un gran locro de fiesta patria…Partimos desde la nostalgia de la alegría compartida y como el humor es nuestro modo de entender y digerir la realidad, en cada chiste, en cada broma, en cada chanza, nos sentimos arrojados, con absurda inocencia, a la ilusión de la infancia recobrada…” recita Possentini como si estuviera dentro de uno de los personajes de la comisión de una ignota institución barrial.

Crosstown Traffic, el rock cordobés tiene historia (2007)

Editaron seis discos, desde barrio Empalme llegaron a concursar por un Grammy. Fueron también editados por el mítico sello Sum Record y por dos sellos alternativos de Inglaterra y Estados Unidos, Vitaminic y People Sound, respectivamente. Dos de sus intengrantes fueron los fundadores del rock mediterráneo a comienzos de los años 60. Mick Camaño, uno de sus líderes es además de músico, dibujante, ilustrador gráfico y animador de cine y televisión y trabajó en los Angeles para el estudio Hanna- Barbera, la usina creativa de Disney.

El rock en la Argentina ha cumplido cuarenta años, las guitarras siguen ardiendo en las manos de los abuelos, de los cincuentones que lejos de vivir de los recuerdos siguen creando para desafiar al juez más justo de todos, el tiempo. Esta es historia conocida, entre celebraciones, festejos, reencuentros de aquellos dinosaurios nacionales, merecen ser contadas otras historias de ese movimiento que no sólo se desarrolló en Buenos Aires y alrededores. Por ejemplo, lo que muy pocos saben es que el movimiento roquero que cambió la historia de la música contemporánea, en Córdoba cuenta también con cuatro décadas de historia y un poco más. Pero sorprende aún más que dos de los pioneros del flequillo y de las camperas de cuero en esta ciudad, sean hoy los líderes de una de las bandas más notables del rock y el blues alternativo.
La banda nació en 1992 y se llama Crosstown Traffic en homenaje a Jimmy Hendrix. Sus producciones independientes llamaron la atención de la mítica multinacional Sum Records que editó sus discos para distribuirlos en América Latina y Estados Unidos. De este modo, la banda cordobesa se escuchó en las radios de varios países, en Chile por ejemplo, algunos de sus temas ocuparon un lugar de privilegio en las programaciones radiales y en California la canción “Arañando la noche” alcanzó el top ten entre los pedidos de los oyentes de la emisora más importante orientada al público latino. No solo esto, dos sitios de los más prestigiosos en la difusión de jazz y rock no convencional, Vitaminic (Inglaterra) y Peoplesound (Estados Unidos) incluyeron material de la Crosstown entre sus recomendados. Y como documenta una planilla enviada a los músicos cordobeses por Vitaminic, encabezaron el top de bajadas con el tema Arañando la noche delante nada menos que de Etta James, Gospel Trumpet, Radiotones y Sara Sulpizio, entre otros.
Pero el desparpajo de estos músicos cordobeses llegó más lejos aún, se postularon para los premios más importantes de la industria discográfica mundial, el premio Grammy. Y no les fue mal, recibieron una distinción especial por la calidad del trabajo en reconocimiento a una producción independiente, aun cuando este es un item que el Grammy no contempla porque solo premia a los artistas de escala industrial.

Rock en la Fábrica Militar de Aviones: Antes que Miguel “Mick” Camaño y Fernando “Pitucho” Villela, fundadores y actuales lideres de la Crosstown Traffic, comenzaran a balbucear acordes rebeldes con sus guitarras en barrio Empalme, a comienzos de los años 60, el rock cordobés se ufana de un hecho digno de una leyenda que le otorga al género en esta provincia, un origen industrial. Lo que cuenta la leyenda es que la primera banda de rock en Córdoba se formó en 1957 en la Fábrica Militar de Aviones, un trío que integraban dos guitarristas yankis, ingenieros de la planta y un operario cordobés ejecutante de la batería. “El amigo que los vio trabajaba en la fábrica, me dijo que más que rock era una especie de rockabilly”, narra Camaño. A este género se lo considera el embrión del rock y surgió de la fusión de la música blanca, el country y la tradicional música afroamericana, especialmente el blues.

Altamira, la meca de James Dean: A principios de los años 60, el rock and roll tuvo en el mundo el efecto de un volcán en erupción y esa lava bajó hasta la Argentina y también a Córdoba. Es curioso y hasta resulta increíble hoy que haya sido en un barrio de gente obrera y no en el centro, en un barrio más allá de las fronteras de la República de San Vicente, en barrio Altamira, que se encendieran las primeras ilusiones del rock local. Allí funcionaba un cine muy importante, el cine San Martín, según Camaño, el barrio estaba plagado de personajes que parecían de películas enfundados en camperas de cuero, jopos empinados a fuerza de gomina que montados en motocicletas llegaban al santuario a ver tantas veces se pudiera filmes como “Nido de ratas”, “Rebelde sin causa”, “El rock de la cárcel”, entre otros. Todos querían ser como Marlon Brando, James Dean, Denis Hopper, Elvis Presley. “Los chicos salían y bailaban en el pasillo, el cine hoy no está más, en ese lugar funciona una empresa, para mí y para muchos ahí comenzó la historia cordobesa del rock” asegura Camaño, que además de guitarrista y letrista, es arquitecto, ilustrador gráfico, animador de cine y tv, con este oficio llegó primero a estudiar en la escuela de arte de Disney y luego a trabajar en Los Angeles para los estudios Hanna- Barbera, los creadores del Oso Joggi, Los Picapiedras, don Gato y su Pandilla, entre otros personajes. Allí mismo ilustró para la revista Rolling Stone (Ver aparte).

En barrio Empalme hay pibes violentos: Allá por 1962, Villela y Camaño se hacen carne y uña, Villela se muda de Altamira a Empalme el barrio de siempre de Camaño y comienzan a castigar “unas guitarras que eran un pedazo de madera con unas cuerdas que parecían de alambre”. En esa época junto al baterista Quique Sánchez y el bajista Cacho Rodríguez forman el grupo “Los violentos” que junto a los Teenagers, los Crazy Boys, Los Bichos, entre otros conformaron el origen del rock cordobes, que a la inversa de las trayectorias de otros grupos del género comenzaron tocando para multitudes, para cinco, diez mil personas y acabaron, luego, tocando para cien o doscientos personas. El rock en ese momento se hacía para bailar. Los Teenagers cordobeses llegaron a vender miles de discos en todo el país y hasta trascendieron las fronteras de paises vecinos.
“Empezamos a tocar en el 63, tocábamos para mucha gente porque el rock en ese momento era solo bailable y gracias al programa de Enrique del Campo, él junto a Darío Martel, el negro José González en Radio Universidad, el rock de Chuck Berry, Little Richard, Elvis Presley se escuchaba y bailaba. Los escuchaba todo el mundo. Enrique del Campo tenía un programa que se llamaba el Club de Baile del club VM (De la casa de música Vertice Musical), tenía un ranking, iba a la siesta, a las dos de la tarde Códoba se paraba para escuchar ese programa, para saber quien estaba primero en el ranking, y la gente compraba ese disco, el que estaba primero, ese rock comenzamos a escuchar y a tocar en los bailes”, recuerda Camaño.
“Los violentos nacen cuando estábamos aprendiendo a tocar algunos tonos en la guitarra, ahí encontramos a los que iban a tocar con nosotros, a Quique Sánchez y a Cacho Rodríguez que entra al grupo por su pinta, era una especie de James Dean cordobés, con campera de cuero y una gran moto italiana (Una Guzzi italiana de 500 cilindradas) tipo Nido de Ratas. Lo invitamos a tocar por esa condición y primero nos rechazó, porque obviamente no sabía tocar, y ahí insistimos y le enseñamos a tocar el bajo, con él nació ese primer grupo. Rodríguez era un hombre duro, un hombre de pelea en los barrios que nos venía bien a nosotros que no teníamos perspectivas atléticas para destacar. Y además de la pinta era profesor de inglés, algo que nos venía bien porque comenzamos a cantar en ese idioma. Y encima descubrimos que tenía buena voz”, revela Camaño que se consagra en ese momento como descubridor de talentos. El éxito que alcanzaron estos grupos de rock a principios de los 60 comenzó a decaer con el comienzo de la ocupación territorial urbana del cuarteto que hasta ese entonces se restringía al ámbito rural casi exclusivamente.
“En esa epoca en los bailes tocaba un grupo de rock, un grupo tropical de muy buena calidad y al final llegaba la música lenta con el disco. En Juniors juntábamos nueve a diez mil personas desagotando la pileta. Después tocábamos en el club Municipal para cinco mil personas, en la confitería Oiriental. En esa época el Cuarteto no existía casi en la ciudad, era un fenómeno más rural que urbano, era La Leo que tenía algo del folclore de los inmigrantes españoles e italianos”. Pero, la historia que ignoraban estaban iniciando en esta ciudad, tendría derivaciones.

Un terremoto sacude Europa: Camaño y Villela, antes de recibir en mano un disco de los Beatles ya se habían informado a través de una revista de quienes eran verdaderamente estos jóvenes salvajes que hacían templar los cristales de las catedrales europeas. “Nosotros ya habíamos visto a estos tipos en una revista Radiolandia que decía: -Terremoto inglés asota Europa-. Tipos flacos, con flequillitos, saquitos apretados, lindos. Ese día automáticamente, cuando nos despedimos con Pitucho en la puerta de mi casa, nos preguntamos, qué hacemos: Seguimos con la vieja onda del rock bailable o nos metemos con los Beatles, era el año 63. Y les empezamos a copiar descaradamente, identicamente, el pelo largo, flequillo, nos hicimos hacer ropa especial, conseguimos las botitas Beatles. En esa época ya comenzamos a hacer, además de los temas de los Beatles, algo de rythim & blues, es decir ya el blues nos estaba llamando”. A Camaño y Villela se les reconoce, además de haber formado una de las primeras bandas de rock del país, el hecho de ser los primeros músicos argentinos en incorporar el rythim & blues a una banda en estas latitudes.


La culpa la tuvo Hendrix: Es curioso, pero con frecuencia en el mundo de la creación artística, cuando un artista más desarrolla su sensibilidad, más conoce, más aprende, más tiene para entregar en capital simbólico, paralelamente se aleja del gusto del público común. Mick Camaño se ríe de si mismo casi con resignación al reconocer el éxito que tuvo cuando era apenas un adolescente y no marcaba más de dos notas en su guitarra. “Poco a poco nos comenzamos a alejar del público masivo y no fue por voluntad o porque no nos gustara tocar para ellos, fue por culpa de Jimmy Hendrix. El salto hacia los malos negocios sucede de esta forma, un día cae mi viejo que era ingeniero y que le gustaba mucho el jazz y el tango, y me dice tomá, escuchá esto: un disco de los Beatles. Ese fue el primer paso para alejarnos del rock bailable y el segundo vino con Jimmy Hendrix”. Villela y Camaño quedaron tan sorprendidos con Hendrix que treparon hasta el punto más alto del Arco de Córdoba y allí rezaron e hicieron promesas para inclinar hacia esta ciudad algo de esa magia negra distorisionada. Casi a fines de los años 70, los jóvenes músicos de rock cordobeses se anoticiaron que lo que sucedía en Estados Unidos por el efecto Vietnam, o en Europa por el Mayo del 68, llegaba a estas tierras de la peor manera, el cartero que les informaba que las cosas habían cambiado en general era un policía que los bajaba de un cachiporrazo del escenario.

Ni buenos, ni malos tiempos, tiempos por venir: La década de los años 70 se anunciaba como violenta, el escenario político se complicaba cada vez más, y los jóvenes del rock eran mirados entre ojos por casi todos los caciques sociales, desde el poder policial, político, y hasta desde las mismas organizaciones universitarias extremadamente politizadas, los roqueros no eran otra cosa que “niños bien colonizados”. Camaño sostiene que la influencia de Hendrix fue decisiva para crecer y para experimentar, “en los 70 nos toca mucho la onda de Hendrix, ahí comenzamos a perder público. De multitudes pasamos a un público de cien personas, la mayoría músicos que encima venían a criticarnos. Ahí decidimos parar y yo me fui a los Estados Unidos”.
Luego de aquella primera época de oro de Camaño y Villela debieron pasar muchos años para que ambos maduraran un proyecto musical. Aunque siguieron tocando en distintos grupos de existencia efímera, casi siempre con amigos, es en 1992 cuando los dos pioneros renacerán de las cenizas, a la edad en que los hombres mayores de cuarenta años se retiran a una vida ordenada y de prosperidad, Camaño y Villela volverían para reafirmar una sospecha generalizada, al buen rock y blues se llega cuando al caballo del tiempo, el jockey lo apura para doblar primero en el codo de los cincuenta. Camaño siguió los consejos de Eric Clapton, “volví a mi casa a tocar blues, toques lo que toques, siempre volvés a tocar blues. Estaba trabajando, componiendo canciones para el cuarteto, más que nada para gente amiga como la de Chébere, Pelusa, entre otros y no me iba mal. Pero con Villela nos volvimos a juntar, invitamos a Chiche Sánchez (hermano de Quique), luego apareció Jorge Imberti y así nació la Crosstown Traffic. Volvimos para hacer blues a lo inglés, más distorisionado y también rock”. La banda logra realizar su primer trabajo, en el año '96, editando bajo el formato de una producción independiente su disco "Little black box" del que se llegaron a vender solamente en Córdoba, 3000 unidades. El CD fue considerado por la crítica y el público como la "Mejor producción independiente del Año" y mejor canción del año "Siguiendo una estrella" en las encuestas realizadas por la prensa. Con su segunda placa editada a nivel internacional, "Volviendo a casa", la banda consolidó definitivamente su sonido y obviamente logró gran expectación en cada una de sus presentaciones. En el 2000 salió el tercer CD “Malos tiempos” que cuenta con una ilustración de Miguel Camaño en la tapa. Este trabajo compitió en la entrega de los premios Grammy's Latino, que se realizaron en Los Angeles (Estados Unidos), en cinco categorías: Grabación del año, álbum del año, canción del año ("Arañando la noche"), Mejor álbum de rock grupal, Mejor canción de rock grupal ("Arañando la noche"). A fines del 2002 presentaron el cuarto disco, “Stop blues” una producción con catorce temas, un par en vivo, y varios covers. Posteriormente editan “El cielo está cayendo” y acaban de presentar su último disco “Esto es blues”. En el rock local y del interior del país, editar seis discos es más que una proeza. Para muchos, la Crosstown Traffic es una banda de culto. Su rock es esencial, han logrado un sonido único en la escena nacional, la contundencia de sus canciones hablan de una madurez creativa que no es frecuente entre las bandas más mentadas de la Argentina. Pasaron por sus filas varios músicos notables como los bateristas Beto Graff y Luis Garis, y actualmente el guitarrista Rolo Casas. En sus conciertos, la frutilla del postre la ofrece, Black Oliva, que además de fletero de la banda, es un morocho portentoso de San Vicente que canta el blues como los dioses.






Un cordobés en Disney

Un psiquiatra le confesó a este cronista que la ciudad de Córdoba funciona como una madre posesiva, nunca suelta del todo a sus hijos. Solo en el ámbito de la comunidad artística, no son pocos los que un día partieron buscando otros horizontes y luego de lograr reconocimiento, buen dinero, no soportaron la lejanía de este pozo, de este vientre demandante y decidieron regresar, a condenarse a un anonimato seguro y a condiciones de vida restringidas.
Algo parecido a esto le ocurrió a Mick Camaño que sin embargo es feliz viviendo aquí, soñando ahora con el nuevo disco que la Crosstown Traffic acaba de grabar.
La otra gran pasión de Camaño es el dibujo. Paralelamente con la música Mick Camaño desarrolló una carrera como ilustrador, humorista gráfico y animador. Y no le fue nada mal. “La música y el dibujo siempre fueron en paralelo en mi vida y también la arquitectura. Luego colgué el diploma, se lo dediqué a mi viejo. Mi pidió que alcanzara un título universitario y que después hiciera lo que quisiera, y yo le cumplí.
Yo trabajaba en publicidad. Hacía música, estudiaba, jugaba al fútbol, llegué a jugar en las inferiores de Instituto, practicaba artes marciales con Miyasato. Empiezo a trabajar en la antigua LV3 como cadete de Enrique del Campo, yo ya estaba dibujando, en ese tiempo no había escuelas de arte, así que mi viejo me compraba libros sobre el tema. Arriba de LV3 funcionaba una productora publicitaria, la más importante del interior del país, Vila Producciones. Ahí comencé a hacer dibujo animados. Pasan los años y paso a ser director de arte, dirigí videos, hicimos para el Banco de Córdoba, banco social con Susana Gimenez con Alberto Olmedo comerciales para distintas empresas”, describe.
A Camaño lo convocan de Buenos Aires para trabajar en la agencia de publicidad MC Cann-Erickson y desde ahí lo envían becado a estudiar animación a la escuela de arte de Disney. En 1976, en los Angeles también trabaja para Hanna- Barbera en la serie “Don Gato y su Pandilla”, realiza ilustraciones para la revista Rolling Stone. “Consigo una beca para perfeccionarme como animador en dibujo, yo amaba Disney y me voy a una escuela de arte que tenían donde formaban a animadores de todo el mundo. Eso duró un año y medio, luego cierran los estudios y dejan por un tiempo el dibujo animado de lado, pero estaba la puerta del estudio Hanna-Barvera, los dos creadores de Los Picapiedras, Don Gato y su pandilla, el Oso Joggi, entre otros. Estos a su vez trabajaban para la Warner, los creadores de Tom y Jerry. De pronto me vi dibujando los personajes que yo amaba desde niño. Trabajábamos en un montón de producciones que se hacían para televisión que requería menos trabajo, Disney trabajaba a 24 cuadros por segundo y estos a 12. Todo reducido para la televisión. Todos primeros planos, casi. Era un intercalador, hacía los dibujos del medio, los del movimiento. Trabajando para ellos, tengo la suerte de que me designan junto a uno de los directores para ir a Londres a realizar para el Scotland Bank de Inglaterra, una saga de animación de don Gato y su pandilla, el banco ponía la plata y lo presentaba. Viajamos el director, un animador español y yo, los demás eran dibujantes ingleses” cuenta Camaño de una época que dejó atrás para regresar en el 78 por imperio de la nostalgia.
Como humorista gráfico e ilustrador, Camaño trabajó para las revistas Humor, Hortensia, entre otras, y aun sigue colaborando en animación en campañas publicitarias de alcance nacional.