estaba fresco el verano

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sábado, 13 de diciembre de 2008

¿Para qué sirve el arte? (Parte III)


Obra de Federico Schule

Por Omar Hefling

Más allá de las teorías mesiánicas que alertan sobre el fin del arte (aquel concepto de bellas artes hoy hecho polvo...) como fuera aquella inconsistente teoría sobre el fin de las utopías, el escenario plantea ideas inquietantes. Antiguamente trabajar, hacer bien una cosa era considerado un arte, luego con el surgimiento del capitalismo y su desesperación de producir, arrancó del trabajador el orgullo digno del creador, su valoración fue denigrada y así el arte desheredado del mundo del trabajo.
El capitalismo por su dinamismo y necesidad está destruyendo la idea de artista que creó para someter a miles de hombres a su antojo. EL capitalismo creó una idea de arte y de artista para borrar el arte de la vida corriente, y sometió a los artistas y su producción a las reglas del mercado. Hasta no hace mucho tiempo, los libros eran un santuario de sabiondos, filósofos, especialistas, ilustres literatos. La edición de un libro era casi un acto sagrado. Hoy cualquier imbécil edita y vende más que las celebridades literarias. Un cocinero edita su libro, un peluquero edita su libro, un boxeador edita sus fracasos, todo el mundo edita, cualquiera puede llegar a ser un éxito editorial. Los libros no representan nada, el Hacedor de Borges comparte estante con otro apellido que comienza con B, por ejemplo Emir Blanco que editó sus recomendaciones sobre la cocina árabe. ¿Y eso está mal? De ningún modo. Sólo que la idea del libro que tuvimos desapareció y el capitalismo construyó otra, no se si de manera consciente, que el trabajo de cualquiera puede adquirir la forma de un objeto de arte como el libro. Casi como volver a la idea aquella primitiva de la concepción del arte.
Estoy seguro que contra su voluntad, porque el capitalismo solo obedece a su esencial necesidad de generar consumo así ese consumo le implique luego dificultades a sus principios, ha obligado a reformular las reglas del arte. En su afán de destrucción de valores éticos y estéticos, el capitalismo ha tenido y tiene su caballo de Troya en la publicidad. Hoy no son pocas las disciplinas que hasta no hace mucho eran simples oficios, se definen como artes y están estrechamente relacionadas con el trabajo, la habilidad para realizarlas y el aporte de la tecnología. Como se verá la crisis planetaria es algo más que una cuestión financiera.