estaba fresco el verano

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martes, 1 de noviembre de 2016

EL MESSI CALVINISTA, EL INTERPRETE DE LA LEZIONE AMERICANA (Textos sobre fùtbol)

Omar Hefling


1
Si veinticinco años atrás nos hubiesen propuesto imaginar como sería el fútbol de hoy no hubiésemos podido ni sospechar la irrupción de una idea de juego como la que despliega el Barcelona, y menos dentro de esa dinámica de equipo la presencia de un jugador extraordinario como Lionel Messi.  Después de Diego Maradona nuestra argentinidad futbolera tenía un límite de magia. Tampoco, ni en delirios se nos hubiese ocurrido que quién desafiara su trono fuera también un jugador argentino.
2
Un poco más de un cuarto de siglo atrás, para un desafío profético fue convocado por la Universidad de Harvard, el escritor italiano  Italo Calvino. Le fue propuesto escribir para luego dictar, seis conferencias en torno a los rasgos que según él debería poseer la literatura del siglo XXI. Calvino se murió y no pudo dictar sus conferencias que tituló “Seis propuestas para el próximo milenio”. Muerto Calvino se editó un delicioso libro con ese nombre, libro que venía con una mezquina sorpresa, las conferencias que había dejado Calvino escritas no eran seis si no cinco en este orden: levedad, rapidez, exactitud, visibilidad, multiplicidad. La sexta no llegó a escribirla, pero el título que le dio y los garabatos que insinuó huelen a una buena dosis de humor negro si se trata de la vida de un escritor: la consistencia. A esa última conferencia la pensó pero no llegó a escribirla porque antes lo llamó la muerte a dar su propia conferencia de prensa.
3
Releyendo el libro de Calvino pensé que esos seis epígrafes sobre los rasgos que debería tener la literatura del siglo xxi bien podrían extrapolarse a las cachetadas y con impunidad especulativa, caprichosamente con la obra que viene gestando Lionel Messi cada tres, cuatro días, a veces siete días ante multitudes delirantes. Que lo que imaginó Calvino para la literatura no se materializó en ella, sino en otro arte, el arte de jugar al fútbol, y que lo que Calvino pensó para las letras lo escribe y representa según sus especulaciones, un jugador de fútbol argentino llamado Lionel Messi.
4
En el texto sobre la levedad, ante la pesadez de la escritura tradicional y sus convenciones Calvino reivindica la suspensión atómica de la naturaleza. Se distancia del mundo sin perderlo de vista. Especula que la escritura es en el libro lo que el byte en la pantalla, abisma  lúcidamente esa transformación. La escritura deberá tener la ligereza del vuelo de los pájaros. Y Lionel Messi efectivamente, arrancó el juego del fútbol de la pesadez para ponerla en esa levedad de la suspensión atómica, siempre a ras de suelo sus aleteos pajarísticos escriben con sus botines la mejor literatura del siglo veintiuno. Calvino sostiene que la literatura del siglo veintiuno deberá huir de su función existencial hacia la levedad para contrarrestar el peso de vivir. Que solo lo liviano rápido y sutil aliviará la angustia de ser parte de este mundo. Que la levedad es un valor y no un defecto. En ese sentido es Messi el escritor que mejor representa ese mundo lejano que imaginaba Calvino.
5
En la rapidez Calvino parece darle un pase a lo Iniesta a Messi al señalar y dejar claro que en la velocidad cibernética que se viene y él intuye (escribió esto en  1985) Calvino no va a salir a marcar la cancha resaltando los valores de la lentitud.  Avizoró el futuro parando la pelota sobre el área de sus sesos, muy al tanto que el cerebro es rápido y más aún si se le induce una chispa a la inteligencia. En definitiva Calvino proféticamente se anticipó a una idea que arrea en estos tiempos a los cibernautas, que suelen confundir rapidez con precipitación. El pensamiento de Calvino nos advierte que solo se puede ser rápido si se es preciso. Me juego la vida que Messi jamás leyó a Calvino, es más que no tiene la más remota idea de quién es Italo Calvino, y que si alguien le pregunta si sabe quién es, Messi arriesgue para no quedar encarcelados en sus silencios indescifrables, que le parece que es un mediocampista de la Sampdoria que alguna vez le supo pedir la camiseta. Pero con lo que profetizó Calvino Messi revolucionó el fútbol, porque Messi no es más rápido que nadie, entre tantos que hubo, sino que en la velocidad es preciso, una precisión casi indetectable para los ojos del espectador que lo ve en el estadio, que advierte ese detalle cuando vuelve a ver la repetición de los goles en la televisión y a veces en la morosa detención del tiempo, en esa irrealidad que es la acción en cámara lenta.
6
Calvino sostiene en el texto sobre la exactitud, que en los textos breves se encuentran los grandes destellos de la imaginación. Y en el fútbol actual Messi es un genial escritor de cuentos breves. Construye durante noventa minutos una serie de episodios breves asombrosos. En este capítulo Calvino lo hace jugar a Jorge Luis Borges. Calvino admiraba de Borges su lenguaje de absoluta precisión y exactitud “en la variedad de los ritmos, del movimiento sintáctico, de los adjetivos siempre inesperados y sorprendentes”, de este modo bien podríamos relacionar a Messi con esa escritura de Borges que admira Calvino. Las intervenciones breves con consecuencias inesperadas y sorprendentes. A diferencia de Messi y su escritura breve, Maradona parece un poeta empecinado en escribir una novela que nunca termina de escribirse. También en la exactitud Calvino se perfila realmente como un profeta al anunciar sin que nadie logre descifrar en qué momento desencadenará el nacimiento en el nuevo milenio de esa idea, al lanzar un centro perfecto dirigido al área defensiva de la creencia popular que en materia de exactitud no difiere de las creencias de los científicos. Calvino nos sugiere que la exactitud no es hallar la palabra exacta, la exactitud es la búsqueda en la imaginación de las combinatorias de un orden preciso, Calvino murió sin siquiera sospechar que hoy aquello que elucubró de algún modo funciona fuera de la literatura, que ese concepto ha operado con eficacia en el universo de la publicidad y del marketing donde la imaginación se somete o armoniza al orden preciso del mensaje. No sabemos cómo Messi sin leer a Calvino, sin sospechar quien era se encontró con la idea madre de la exactitud de Calvino. Tal vez en un baldío en la ciudad de Rosario, o luego en la Masía, o en Barcelona en donde bien podemos suponer que comenzó a intuir una imagen que nunca vio y que tal vez solo configuró a través de los recursos estilísticos de un relator de radio. En el campo popular la imaginación elabora combinatorias  hasta alcanzar ese orden, la imaginación nos empuja a una serie de hechos precisos, es la imaginación que en medio de las ideas erróneas de las creencias populares pudo haber investido a Lionel, en el escritor de las combinatorias de su lenguaje, en el arte y la sensibilidad con la pelota, esa implosión colectiva que cualquier lenguaje o idea necesita para fundirse en una sola cosa.
7
En la visibilidad Calvino tiene la certeza de que el hombre del siglo veintiuno se comunicará a través de las imágenes, que las imágenes determinarán todo lo que existe. Dirá que el escritor deberá soslayar las regiones oscuras de su mente para convertirse en una especie de editor de su propia memoria. El escritor deberá abandonar el paraíso de la representación para hacerse visible en el imaginario de los lectores. Y es aquí donde Diego Maradona y Lionel Messi se separan, se diferencian como los dos máximos exponentes de épocas distintas. Maradona el mago con la pelota cautivó al planeta porque en su magia y habilidades millones de sus devotos vieron sus deseos de gambetear mucho más que a sus rivales para conseguir una victoria. Lo que transmitía su cuerpo era mucho más que habilidades. En cambio Lionel Messi es como imaginó Calvino solo visible en sus acciones en el campo de juego, no representa nada más que las imágenes que el espectador-lector edita, es el espectáculo pero fuera del campo es un hombre invisible como bien señaló el poeta Fabián Casas,  no representa absolutamente nada. Es el engranaje perfecto que necesita y exige el gran y oscuro negocio del deporte a escala planetaria dentro de la volatilidad corrosiva que ha alcanzado actualmente el capitalismo. Salvo su idea colectiva del juego.

8
En la multiplicidad Italo Calvino nos invita a olvidar las ideas enciclopédicas del conocimiento. Invita a los escritores del porvenir a intentar un lenguaje sin barreras, a buscar en la escritura el libro que abarque todos los libros, una parábola que contenga todas las dimensiones, una idea también borgeana. En este punto nos aproxima también a una idea spinoziana al deslizar que la totalidad solo es concebible como potencia. Messi no será el Aleph pero le anda cerca. Calvino se propuso para escribir estos textos un diálogo con sus autores preferidos y sus obras, y si volvemos nuestra mirada hacia el mundo del fútbol es Lionel Messi el que mejor sintetiza en su juego la influencia de otras poéticas apenas insinuadas en esa decena de jugadores grandiosos que han escrito la historia universal del fútbol.
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 En definitiva el acierto de las profecías calvinistas siguió el trayecto de casi toda acción profética, acertar pero lejos del sitio hacia donde el profeta dirigió la mira. Es más o menos lo mismo como apuntarle al cura y pegarle al campanario.