estaba fresco el verano
sábado, 29 de marzo de 2008
Reportaje a la antropóloga Rossana Regillo Cruz (Mexico) 2006
“Ante la represión y el autoritarismo, la batalla es mejorar nuestra competencia estética”
Escuchar una conferencia de la antropóloga mexicana Rossana Regillo es una experiencia tan intensa como asistir a un concierto de rock. La investigadora de las culturas juveniles emergentes conoce como nadie a las tribus y sectas urbanas que jamás se encuentran a salvo y siempre bajo sospecha. En su paso por esta ciudad, en el marco del ciclo de conferencias “Tu ciudad es tu cultura” organizado por la Dirección General de Cultura de la Municipalidad de Córdoba y el Centro de Estudios Avanzados (CEA) de la Universidad nacional de Córdoba, Rossana Regillo desplegó todo su conocimiento sobre fenómenos complejos, los que no siempre se abordan con profundidad. Comunicación, identidad, cultura urbana y culturas juveniles son las líneas de investigación con las que Reguillo capturó a los concurrentes al Obispo Mercadillo durante casi dos horas. Entrá tuvo la oportunidad de entrevistarla sobre cuestiones puntuales: orígenes de las nuevas configuraciones juveniles urbanas, la relación entre literatura y ciencias sociales, espacios para la construcción de nuevos relatos, el rol de la estética en la batalla con los discursos hegemónicos y medios de comunicación.
- PERIODISTA: El concepto de desaparición en este país nace mucho antes de que se materialice en las personas. Con la destitución de Perón a manos de la Revolución Libertadora, el estado decreta la desaparición de ciertas palabras relacionadas con Perón y su movimiento. De un día para otro desaparecieron de los diarios, de las radios, cientos de palabras y por supuesto todos los símbolos e iconografías del peronismo y eso se prolongó por casi una década. Luego la desaparición de las palabras no alcanzaron y 20 años después, con la última dictadura militar se pasa directamente a la desaparición física de las personas. Esto sugiere que ciertas tragedias antes de concretarse de alguna manera, suelen manifestarse en ciertos hechos, conductas sociales y políticas. ¿En donde visualizás el origen de los procesos de dispersión y violencia que surgen entre los jóvenes en los 80 y cuál es la perspectiva del fenómeno en ciudades cada vez más violentas?
Rossana Reguillo: Yo creo que tocas un tema que es muy importante y es el de la génesis de los procesos, en dónde se originan y cuál es el peso de las palabras y de los soportes en términos de símbolos de imágenes que nos damos para pensar lo real. En ese sentido para pensar lo real, pienso que las configuraciones sucesivas que han sufrido las culturas juveniles, las experiencias juveniles extremas en condiciones de exclusión se origina precisamente en un proceso que yo quisiera pensar en términos dobles, con una matriz de doble entrada. Por un lado, la preparación que surge o empieza a detonarse en los 80 por parte del neoliberalismo, es decir que la única solución que tenemos en América Latina, para circunscribirlo aquí pero que no es un fenómeno privativo de este continente; es que la única alternativa es el mercado, que tenemos que entrar a las reglas de las finanzas internacionales etc. Y tratándose de un equivalente al que tu planteabas, de la desaparición de ciertas palabras, podemos ver cómo de manera eufemística, en esa época comienza una operación simbólica discursiva, que en vez de hablar de crisis estructural, de endeudamiento, empobrecimiento, se habla de reajuste del estado estructural latinoamericano. Yo creo que esta operación fue muy importante porque de alguna manera construyó el escenario para ir minando la capacidad de crítica ante lo que se estaba gestando, pero por el otro, ningún proceso simbólico discursivo puede sostenerse demasiado tiempo sin un soporte estructural. En el caso que tu colocas, “primero desaparecen las palabras, luego desaparecen las personas”; en este caso primero aparece este discurso, esta preparación de la escena y luego viene la agudización del conjunto de medidas autoritarias de ajustes estructurales que van a generar un proceso absolutamente perverso. No es casualidad que los jóvenes como actores sociales, es un fenómeno reciente, una cosa muy nueva, los jóvenes emergen luego de la posguerra del siglo XX. Entonces es muy interesante ver como los jóvenes se vuelven visibles en nuestros países justo en el arranque de las crisis estructurales de nuestros países. Porque se produce una operación discursiva muy interesante y los estudiantes que habían subsumido la condición juvenil desaparecen en el lenguaje como en buena medida habían desaparecido los movimientos estudiantiles. Hay que recordar que venimos del gran fracaso del 68 en los años setenta, luego toman su lugar el “chavo banda” en el caso de México, “La clica”, “El sicario”en el caso colombiano, entonces hay toda una operación discursiva de poner nombres pero que se vuelven visibles en la fisura, en la crisis en la gran reformulación del estado latinoamericano. A mi me parece que muchos de los que comenzamos hacer trabajos en los 80, no alcanzamos a ver y yo me incluyo entre ellos, no alcanzamos a percibir que lo que se estaba gestando en ese momento era un modo de resistencia violento, pero al mismo tiempo pacifico pero que también tenia fuertes componentes de autodestrucción, de autoaniquilamiento de los movimientos sociales. Entonces ahí sirve hacer la diferenciación latinoamericana, América Latina no es un todo homogéneo y así entender las configuraciones particulares que se fueron dando en el continente. Por ejemplo, el más tardío en aparecer es el “pibe chorro”, porque en el caso argentino el estallamiento fue muy posterior al caso mexicano o brasileño. En cambio en México aparecieron muy tempranamente los chavos banda, las maras en Centroamérica y ahí empezó a diferenciarse, mientras en el caso mexicano muchos de estos chavos bandas, movimientos duros que emergen en los 80 fueron transitando hacia formas organizativas más culturales y de mayor intervención en el espacio público, no sucede lo mismo en el caso centroamericano donde la crisis fue todavía peor, mas dura y brutal. Esas agrupaciones devinieron en cada vez mas violentas y delincuenciales. Entonces yo creo que en lo que tu enfocas es posible entenderlo desde esta lógica, que tratando de hacer una extrapolación, lo que trato de plantear es que tendríamos que asumir que lo que viene será peor. Si por una lado muchos de estos colectivos juveniles, estas identidades o agregaciones urbanas juveniles, por ejemplo lograron construir espacios de expresión cultural como modo de resistencia, eso se sigue viendo pero contenidos, mucho mas complejos y por otro lado creo y estoy cierta a partir de los datos que el incremento de la violencia en territorios juveniles es una realidad que no podemos obviar.
- P: La literatura tuvo muchas veces, por lo menos en la literatura argentina, cierta virtud anticipatoria. Por ejemplo hay textos de Borges escritos en lo 50, 60 que anticipan hechos, textos que no son estrictamente ficciones, sino relatos a partir de datos históricos. Por ejemplo el relato breve “El cautivo” que habla de las apropiaciones de hijos. Después de lo que sucedió durante la dictadura, muchos creyeron ver un hecho de crueldad y perversidad inédito. Pero esos hechos estaban en la historia y sucedieron algún tiempo después de la Campaña del Desierto. Sucedieron de otro modo, en este caso las víctimas de Roca confinadas en las tolderías atacaban los poblados, a los ocupantes de sus tierras para apropiarse de sus hijos. Se apropian de los hijos de los usurpadores para convertirlos en salvajes. Es decir que las apropiaciones ya habían sucedido, la literatura las recuerda y la sociedad las niega y las olvida. Esa negación u olvido nos dificultó una mirada preventiva ante los dictadores. Otro texto anticipador de la barbarie es “Pedro Salvadores” ubicado en la época de Rosas. Un perseguido por el dictador vive un autoexilio de diez años escondido en un sótano. Logra salvarse de la partida pero el miedo lo recluye en el sótano y lo reduce a un animal manso según el propio Borges. Cambian algunas cosas pero la violencia es la misma o peor. Le expropian sus bienes que ya nunca mas le devolverán. Quiero saber si desde la ciencias sociales, has tomado a la literatura como referencia, si has encontrado pistas para orientar tus trabajos.
- R: Yo soy una profunda convencida que la literatura y el cine tienen esta capacidad casi adivinatoria o la rapidez para detectar procesos ahí donde las ciencias sociales llegan 20 años después. Evidentemente frente a todo lo que estamos viviendo, es especialmente en el cine donde encuentro esos aportes, pero que también están basado en un trabajo de producción literaria. Estoy pensando en ese film “La Dolce Vita” (1960), un film que de alguna manera planteó muchos de los elementos que hoy estamos viviendo en relación a las culturas juveniles pero también en relación a la sociedad más amplia. Creo en ese sentido que la literatura tiene un papel central, cada vez más central porque las ciencias sociales en su construcción, su trabajo es mucho más lento. Esa película por ejemplo, con “V de Venganza”, que no es una anticipación sino una constatación de lo que estamos viviendo, logra poner en clave estética lo que muchos tratamos de poner en una clave mucho más científica o más académica. Entonces el papel de la estética y la verdad, o la relación entre estética y anticipación de los procesos me parece relevante y fascinante como lugar de reflexión y lugar de colaboración.
P: Tus trabajos hablan de la necesidad de la construcción de nuevos relatos al relato hegemónico, ¿como es posible trabajar con esto?
R: Yo lo he sostenido durante muchísimo tiempo que la principal fortaleza de todo este proyecto neoliberal y predador que estamos experimentando ha sido su enorme capacidad para constituirse en un relato único o para configurar un conjunto de relatos articulados en una narrativa fatal, donde no hay alternativa alguna. Creo que esta fortaleza solamente puede ser desestabilizada y puesta en crisis no desde la consigna, no desde la etiqueta, no desde la confrontación sino precisamente minando las bases de su propio prestigio narrativo oponiéndole otros relatos posibles. Por ejemplo, durante algún tiempo fui una ferviente convencida de que el llamado “nuevo periodismo” podía dar esa batalla. Lamentablemente cada vez me percibo más escéptica frente a esta situación porque creo que el nuevo periodismo que pudo haber sido un contra relato, un relato fundamental, fue utilizado de otro modo por los grandes medios, vamos a incluir las distintas voces, etc, funcionó como un proceso de coptación. Hoy sabemos como la derecha se ha apropiado de las banderas de la izquierda con absoluta impunidad, pero por otro lado, lo que me parece mucho más grave es que muchos de los practicantes del nuevo periodismo se dejaron atrapar por este clima de hiperinflación religiosa y emocional de nuestro tiempo y configuraron desde esas trincheras del nuevo relato una especie de narrativa testimonial dramatizada. Con mucho respeto pienso que a veces el nuevo periodismo se parece a un reality show. No hay demasiadas cosas que lo separen y me parece que ahí se mina la posibilidad de entrar a un espacio de disputa por los significados y los símbolos, desde la lógica del relato que era un espacio fundamental. ¿Qué espacios para el contrarelato sigo percibiendo? Evidentemente el espacio de la literatura, ese es un territorio que no se puede ceder, que además de todo es un territorio que este otro proyecto no considera importante. A esta gente exitosa, dominante, no le interesa el campo literario, no lo ve como un peligro por eso ha funcionado. En ese sentido la literatura es una de los pocos lugares que puede lograr preservar el espacio de la crítica desde una lógica interesante. Otro espacio que me parece interesante es la música, pensando en los jóvenes, la música es clave en este momento, le tengo fe a su potencia para detonar procesos reflexivos y otro relato que me parece fundamental hoy es la intervención urbana. El graffiti como nuevo lenguaje contemporáneo de intervención urbana, irrumpe en donde no se supone que esté, coloca marcas coloca huellas. Vemos ahora un proceso bien interesante como de desdensificación del garaffiti de los 90, porque en esa época el graffiti se volvió afásico, simple; hoy en 2006, vuelve, es un proceso más largo que yo tengo detectado, empieza a empoderarse y comienza otra vez a combinar la consigna política del graffiti setentero con nuevas claves estéticas del caos urbano. A mi me parece que hay mensajes muy fuertes, que hay un relato una manera distinta de concebir, como lo que vi en Barcelona, las narraciones graffiteras de las migraciones, las historias están contadas en las paredes y la gente las ve, y aunque el consumidor sea un pasajero efímero hay un registro que va quedando. Estos son sitios de resistencia muy vinculados al relato, a la estética. Yo estoy convencida que para darle batalla a un estado represor y punitivo la cuestión pasa por mejorar nuestra competencia estética. Recupera la relación verdad y belleza.
EL DISCURSO DE LOS MEDIOS
Yo creo que hoy como nunca en la historia es fundamental disputar hegemonía. Aunque se oiga muy demodé y yo me oiga como una granmciana trasnochada me parece que el debate hoy se coloca en esos términos. ¿Y quienes son hoy los productores fundamentales y detentores de hegemonía? Los medios de comunicación, con su poder de hacer ver hacer creer están copando un espacio de producción de realidad, aparatos productores de realidad donde precisamente hay sólo indefensión, donde es fundamental la intervención de un contrarelato. Bueno, ya había sido anticipado claramente por Orwell, yo creo que estaba viendo la necesidad del estado de dotarse de un aparato de visibilidad. En este sentido tengo una posición tajante, me parece que no nos ayuda en este momento el regodeo en las capacidades activas del receptor que no las niego, yo suscribo mucho a los trabajos que hacen mis colegas y lo hacen muy bien, además pienso que el sujeto tiene una visión de autonomía, pero también creo que haríamos muy bien en recuperar la visión estructural en nuestros trabajos y pensar que los medios son estructuras realmente potentes y poderosas que no están de manera dispersa y no sin resistencia, no sin fisura no sin una crítica de los ciudadanos pero que están haciendo un trabajo muy fuerte de impulsar un relato de una narrativa de destino fatal que se instala como sentido común.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario