"Ojo, pestaña y cejas" era una de las muletillas preferidas del entreñable Paco cuando te quería advertir de la trascendencia de alguna cuestión. Anoche paquito se murió, dijo basta, me voy a la mierda de este puto mundo y se clavó un infarto, cuando bastante tiempo antes había decidido que lo que había que hacer en este mundo lo había hecho, o no había podido, o bien lo habia derrotado el cansancio oscuro de la pobreza. Francisco Gálvez Márquez, chileno de nacimiento, artista joyero de profesión, profesión que en parte aprendió en Suiza y desarrolló aquí en la docta donde se había radicado. También músico, amante de la guitarra, melómano delicioso y polemista hasta los huesos, seguidor de Gurdjieff, buen tomador de vino. Todo eso es la herencia que Paco le deja a sus hijos Andrés e Ilona. La ciudad lo va a extrañar, y nosotros, un puñado de amigos, mucho, mucho. 
