estaba fresco el verano

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martes, 9 de diciembre de 2008

¿Para qué sirve el arte? (Parte I)

Obra de Luis Wells

Por Omar Hefling


El arte no sirve para nada me decía un herrero de mi pueblo. Despreciaba a los artistas ignorando que lo era. Mi padre que era analfabeto siempre fue un artista con sus manos, ya sea trenzando un lazo o dándole forma de juguete a un tronco. Es el trabajo que a uno le gusta hacer, me decía y eso fue siempre lo que hizo y para él no existe ninguna definición más que esa. Esto me hace sospechar que si la mayoría de los hombres contemporáneos desdeña o desconoce el goce del arte, es porque le robaron el reconocimiento al valor de su trabajo. Entre el concepto antiguo del arte y el que hoy manejamos y que nadie sabe definir porque carece de sustancia, los hombres perdieron el rumbo. Hace mucho tiempo que el arte dejó de ser patrimonio de los hombres comunes y asumió la categoría de elegidos celestiales.
Fue cuando el concepto se disparó de la vida de todos comenzó a ser considerado como un desperdicio del intelecto al influjo del naciente y creciente capitalismo. El ejercicio del arte pasó a ser “una entelequia intelectual mal retribuida”, según palabras de Octavio Paz.
Hubo un tiempo en que el arte de darle forma a un objeto con fines domésticos tenía la misma valoración que el arte de aplacar las tormentas del alma a través de un pincel, un instrumento musical o las palabras. Aunque hoy disfrutemos del arte contemporáneo por diverso, abstracto y bello no debemos olvidar que fue el capitalismo quién se ocupó de escindir el arte de la vida corriente. A los artistas, aún los revolucionarios les fue dado el oficio de trastocar los sentidos, algo verdaderamente maravillosa si es que hoy de ese arte tendríamos la certeza de que fue compartido por una abrumadora mayoría de almas del universo. El trabajo dejó de ser arte y el arte desapareció de la vida de los hacedores ingnotos y pasó a ser patrimonio de los artistas. Y el público del arte, los artistas.
A los artistas les fue dado el oficio de hacer hablar a las piedras o el de cambiar de lugar una tarde, o la reflexión sobre la vida de las mariposas y a los operarios repetir los desenfrenos de la ambición. Todo lo que en el mundo de un poeta es útil, y podría serlo para todos, dejó de tener sentido en el mundo común porque en el mundo corriente desapareció la idea y el concepto del arte cuando su trabajo para sobrevivir fue el objeto de su negación y sometimiento.

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