el clonista chino: Un canalense en Badajoz

ELIOT-BLOOM, LOS DOS PUNTAS

¡se vos mismo, infeliz!! un libro anti-autoayuda(4)

¡se vos mismo, infeliz!! un libro anti-autoyuda (3)

un barco en la casa de pepino

*comentario sobre una instalación de Juan Sorrentino

Un artista puede valerse de infinitos recursos para conmover o expresar una idea con la premisa de comunicar una experiencia. Pero se sabe que muchísimos intentos no siempre llegan a buen puerto. Con recursos y un formato no convencional, el músico electrónico y artista sonoro, Juan Sorrentino expresa en una obra excitante, el universo de definiciones que buscan los hacedores de su propio arte. Tomar los hechos o sujetos de la historia y trasladarlos a la contemporaneidad no suele ser sencillo aunque lo parezca, en ese camino el fracaso espera con los brazos abiertos a los evocadores de turno. En la Casa de Pepino, Juan Sorrentino diseñó la “sensación” de un viaje en barco en el siglo XIX. Recreó la excitación y la angustia de cruzar el mar en un barco frágil con el que muchos de nuestros antepasados buscaron un destino en los últimos confines de América del Sur. Como parte de la muestra “Herencias” Arte Contemporáneo organizado por Osde, Sorrentino interviene el cuarto de la casa de Pepino que se estrecha en una ventana que mira hacia la Cañada, un cuarto oscurecido que prefigura la proa de un barco para arrancar al espectador de su tiempo o bien para desequilibrar el manejo que el cuerpo tiene del instante . La obra de Sorrentino provoca un cruce vibrante entre la historia y el presente.
La instalación de diversos dispositivos recrean hasta hacerlos vívidas, noches de vigilia en camarotes, noches de sueños interrumpidos por el bramido de las olas y los quejidos penosos de las maderas de la embarcación venciendo las dificultades de la travesía. El sonido alcanza para desestabilizar cualquier defensa o prejuicio y luego el movimiento pendular de las lamparitas llevan al espectador-viajero por unos instantes, al desamparo de aquellos inmigrantes flotando hacia un mundo de esperanzas. En ese momento, para quién se encuentre en el “barco” la historia recobra un sentido particular, porque de aquellos sonidos de largas travesías muchos somos parte.
Omar Hefling

lo bueno de la locura

Lo bueno de la locura es que no hay saco que le venga bien
Un día te queda corto de mangas
Otro día te sobra en los hombros
Otro te ajusta en los codos
Otro supera cómodamente el largo de tus brazos
Otro no combina con el color de tu tristeza
Otro con la temperatura del día
Otro con el silencio que abruma desde la solapa
Un día te desespera por la asimetría de sus botones
Otro porque le sobra un ojal
Otro por la perfecta entalladura que no concuerda
Con tu cuerpo imperfecto
Otro porque su largo supera holgadamente
La envergadura de tus sueños
Otro porque frente al espejo el lado de atrás
Los ves adelante
Otro porque el escudo prendido en el bolsillo
Es de tu equipo contrario
Otro porque te hace sentir un huésped
Inoportuno
Y se cuelga solo en el respaldo de la silla
Cuando te morís de frío
Otro día te hace feliz cuando resalta
En tu pecho
Al corazón

La vida es una sucesión de asados

"La vida es una sucesión de asados", esta sentencia irrefutable le pertenece a Iván Ferreyra. Los asados no se escriben, no se cronican, se viven. Pero deberían escribirse. Describir cada momento aunque esto resulte imposible. El momento de llegar al acontecimiento, los abrazos, los reencuentros. El fuego, la destreza del asador, las conversaciones que se vuelven filosas con la embriaguez. Si yo hubiese, por lo menos grabado todos las conversaciones disparatadas de los asados, ya habría publicado treinta libros y sería un best sellers. Pero no lo hice, y por ahí me dan ganas de hacerlo, por lo menos de recrear algunos que recuerdo.

estaba fresco el verano

martes, 16 de junio de 2009

Un canalense en Badajoz

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Más medios, más periodistas y menos periodismo